top of page

Devarim 26:1-29:8


Encontramos en Ki Tavo la mitzvá de llevar los Bikurim, las primicias de toda producción, en ofrenda al Creador en el Beit Hamiqdash.

Por qué luego de trabajar y esforzarnos hay que entregar justo lo más esperado, lo más anhelado a Dios?

Es un acto de humildad reconociendo que no TODO el trabajo es nuestro, que debemos al Creador el que las cosas sucedan. No somos los REYES de la creación. Tenemos el privilegio de ser socios de Dios en la misma.

De la misma forma en cada cosa que hacemos tenemos que vernos como parte integrante y no la más importante. Teniendo en cuenta las otras personas que ayudan a que las cosas buenas (y malas) sucedan y nos sucedan.

Si reconocemos que el mundo funciona a pesar nuestro y no para nosotros, entonces el cumplimiento de mitzvot en agradecimiento a Dios y la valoración de cada una de las cosas que tenemos, de cada momento que vivimos, y cada una de las personas con las cuales convivimos y hacemos, hacen que nuestra vida sea más significativa

La generación de Egipto, aún en medio de una nada como lo era el desierto tenía todo servido. Recibía el maná, un pozo de agua los acompañaba en la travesía y los proveía del líquido esencial, la columna de nube, que representaba la presencia divina, los acompañaba y guiaba, marcando cuándo y dónde debían detenerse y cuándo emprender la marcha.

En esta parashá se marca una suerte de segundo pacto en el que el pueblo pasaba de una relación con Dios y con su líder, Moshé, milagrosa y sobrenatural a una relación más lejana y terrenal, con un líder diferente como lo fue Iehoshúʿa.

De la misma manera, cuando tenemos la suerte de tener cosas servidas, o facilidades que nos brinda nuestra familia, debemos reconocer lo que tenemos y apreciarlo. Y tomar cada uno de nosotros la responsabilidad de saber que no siempre las cosas pueden ir bien y fáciles. Que, si es necesario, hay que empujar para adelante en el esfuerzo conjunto por estar bien, cumpliendo cada uno desde su rol, con lo que le corresponde.

Ki Tavo tiene una sección en la cual se enumeran un montón de desgracias que pueden ocurrirnos si nos mantenemos alejados de la Torá y las mitzvot. Estas advertencias son conocidas como tojajot y se suelen leer en voz bajita y rápidamente como queriendo pasarlas por alto.

Lo cierto es que anterior a esta sección leemos lo bueno que nos puede pasar si NO nos alejamos de las mitzvot.

El cierre de estas bondades lo resume la Torá en una pasuk que dice “bendito seas tu en el campo y bendito seas en la ciudad”.

Nuestros sabios, en el Talmúd, nos explicaban que la idea de ser bendito en la ciudad tenía que ver con vivir cerca de tu comunidad y del Beit Kneset. Y esto tiene una explicación.

El estar cerca de tu comunidad y de tu sinagoga, tiene que ver con compartir tu vida cotidiana en comunidad. Tiene que ver con tener una vida enriquecida por el estudio y las buenas acciones y de estar presente cuando otros te necesitan y brindarte de alma a otros.

De la misma forma, recibir lo que otros brindan y te brindan a su vez.

Es así como uno logra ser bendito. Iluminando y enalteciendo la propia vida con lo bueno de uno y los bueno de los demás.

Entradas relacionadas

Ver todo
bottom of page