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Ex. 38:1-40:38


Siempre es un problema aprender a manejarnos en situaciones o en lugares a los cuales no estamos acostumbrados. Es como si necesitáramos un tiempo de adaptación, algunos más, otros menos, para ubicarnos en el lugar, en la situación, en la relación con la gente que nos rodea.

Y eso, suele generarnos ansiedad. Muchas veces queremos que las cosas nos salgan YA. Queremos ver resultados LO ANTES POSIBLE, o lograr definir situaciones en tiempos record.

Pequdei, nos enseña que todo tiene un tiempo, y un entrenamiento.

Y que ese entrenamiento frente a situaciones o lugares nuevos, requieren de un plan.

Imagínense estar en el desierto. Cualquiera de nosotros carece de una experiencia de este tipo en su vida, pero suponte que debes llegar a un lugar determinado estando en el desierto... hacia dónde ir???? Obviamente puedes guiarte por la salida y la puesta del sol, o por la posición de las estrellas (???), pero, a ver... estás en medio del desierto!!!

Bnei Israel se encontró en ESA precisa situación. Un grupo enorme de gente que escapó de Egipto; del lugar que sentían seguro. Hacía una tierra incierta. En ese preciso momento fue que intervino el Creador. En el entrenamiento o la preparación de este pueblo. Tenía un plan.

El Kadosh Baruj Hu se presentaba en forma de nube o de fuego y se instalaba en el campamento. Cuando la nube quedaba entre ellos quieta, debían quedarse ahí el tiempo que la nube (el Creador) quisiera. Y cuando la nube se movía, debían moverse tras ella en pos de un nuevo destino intermedio. No importaba si el lugar en el que estaban parando era hermoso y placentero. Si la nube se movía, había que levantar campamento. O, al revés, no importaba si el lugar en el que estaban era horrendo o incómodo; si la nube permanecía inmóvil...debían quedarse.

Suena a dependencia, pero si lo vemos a la distancia, podremos entender que parecía ser una suerte de training para la vida. El pueblo tenía que adaptarse a la situación que le tocara en suerte. Organizarse y volver a organizarse. Afrontar las impericias del tiempo, así quisieran escaparse hacia un nuevo lugar con sol.

Debían enfrentarse unos a otros, también, en la toma de decisiones mayores o menores cada vez que tenían que rearmar sus pertenencias o luchar contra la desidía que provoca a veces el bienestar.

Parecería ser un buen plan.

Es aprender que no siempre podemos manejar la vida. Que debemos aprender y adaptarnos a manejar el juego que nos van barajando. Tomando decisiones, que a veces pueden sonarnos estrechas o enormes, pero que van formando y transformando nuestra existencia y la de quienes nos rodean. Pero AGUAS: siempre hay alguien por encima de nosotros que nos dice cuándo debemos levantar el campamento, de alguna u otra manera. Cuándo debemos instalarnos y lidiar con las vicisitudes que se nos presentan. Cuándo debemos aprender en la convivencia para programar nuevos proyectos o enderezar los existentes y seguir construyendo. Aprender del respeto al otro, del respeto mutuo, para llegar a buen puerto.

Interesante. Definitivamente fue un plan interesante.

Este shabat, por lo pronto, la nube está instalada para nosotros en la CHG, en nuestras casas, con nuestras familias. Son de esos lugares placenteros, acogedores, que nos llevan a instalarnos; a veces a pelarnos por proyectos o por actitudes. Pero sigamos adelante con el plan. Porque el final del camino, no sabemos cual es, pero seguramente nos va a ser grato. Y lo mejor, es que no va a ser un FINAL. Va a ser sólo una parada, un momento, un oasis en el largo recorrido que nos toca para que lo disfrutemos en comunidad.

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