VAERA
Shemot: 6:2-9:35
Curso de líderes. Clase número... ya perdí la cuenta, la Torá es un curso de liderazgo de varias clases...
Moshé y Aarón. Cada uno con un liderazgo diferente. De Moshé, está escrito en Devarim 34, acerca de su muerte que “lloraron Bnei Israel”, mientras que acerca de la muerte de Aarón está escrito que “lo lloró durante 30 días TODO Bnei Israel”. Según Avot de Rabí Natán, un midrash agádico, esta diferencia nos marca cuál era la llegada de cada uno al pueblo: Moshé era un fiel seguidor de la justicia absoluta, mientras que Aarón no reprendía al pueblo ni a la gente. Era un Rodef Shalom (perseguidor de la paz) y buscaba Shlom Bait, la paz en el hogar, en el pueblo, siendo conciliador en cada una de sus intervenciones. Incluso cuenta el midrash que era un brillante consejero matrimonial y que se le debe a él el hecho que hubieran nacido cientos de descendientes de parejas que sin su intervención, no lo hubiesen logrado.
El midrash nos cuenta, incluso, una particularidad: "¡Cuántos miles hay en Israel que se llaman Aharón!" (Avot de Rabí Natán 12). Esto es: hubo sabios del Talmúd de nombre Aarón, pero no hubo ningún Moshé, denotando un apego al primero y una distancia del segundo.
De hecho, en referencia al Rambam (Rabí Moshé ben Maimón) se dice que “de Moshé a Moshé, no hubo como Moshé”. De Moshe Rabeinu, hasta el Rambám... no es sólo un elogio, sino que en verdad no hubo sabios destacados que eligieran el nombre de Moshé. Quizás por respeto a nuestro primer Naví, o quizás porque en esa actitud severa de Moshé, se ganó la distancia al pueblo. Mientras que Aarón se acercó.
Aún así, ya vimos como de las parejas de hermanos de Bereshit, no hubo una que conviviera en paz y armonía: claramente no ocurrió entre Caín y Abel; Ishmael e Itzjak tuvieron una turbia relación; Esav apenas en el reencuentro, luego de 20 años de separación, pudo abrazar a su hermano Iaacov, y ni hablar de la relación de Iosef con sus hermanos...
La dupla Aarón-Moshé es la primera que funciona, complementándose uno al otro en sus funciones y en sus falencias. No sólo en paliar la dificultad del habla del líder por excelencia de nuestro pueblo, sino en la función cotidiana de acercarse o mantener distancia con el pueblo, según fuera necesario.
El midrash Tanjumá endulza aún más esta relación al contarnos que en el momento en que Moshé tomó el liderazgo y Aaron el sacerdocio, lejos de celarse o traicionarse de alguna manera, se alegró cada uno por la grandeza adquirida por el otro.
Estamos frente a uno de los momentos cruciales en el enfrentamiento con el Faraón en Egipto, las plagas. Y en el principio de la parashá está la promesa o el compromiso del Creador para con su pueblo: "Yo soy el Eterno; y os sacaré de bajo de los trabajos forzados de Egipto, y os salvaré de su servicio, y os redimiré con brazo tendido y con juicios y grandes castigos. Y os tomaré por mi pueblo, y seré para vosotros, Dios" (Shemot 6:6-7).
Es imprescindible que en momentos de crisis, o de toma de decisiones o de enfrentamientos, exista la unión, el respeto y la alegría por los logros de los que nos rodean y nos quieren. Que exista colaboración y compromiso, pero por sobre todo, que exista LA posibilidad por excelencia de disfrutar lo que se construye y proyecta en conjunto como dice el Salmo 133 justamente acerca de Aarón y Moshé: “Hine ma tov umanaím shevet ajim gam iajad”.